jueves, 22 de mayo de 2025

Curar al niño interior

 CUIDAR MI NIÑO INTERIOR

(Para mis grupos de meditación de Mérida y Trujillanos)


Un texto de Tich Nath Han me ha ayudado hoy a meditar desde las alturas del desierto de Las Batuecas. Allí, en el pico de La Cruz, como que descendí a la luz de la lectura del texto que transcribo:

Curando al niño herido que hay en tu interior

Muchos de nosotros tenemos aún un niño herido viviendo en nuestro interior. Quizá las heridas nos las hayan producido nuestro padre o nuestra madre. O tal vez a nuestro padre le hirieran de niño. A nuestra madre también pueden haberla herido cuando era niña. Como no supieron curar las heridas de su infancia, nos las han transmitido. Si nosotros no sabemos transformar y curar las heridas que hay en nosotros, las vamos a transmitir a nuestros hijos y nietos. Por eso hemos de volver al niño herido que hay en nosotros y ayudarle a curarse.

A veces el niño herido que hay en nosotros necesita nuestra atención. Ese niño pequeño puede aflorar de las profundidades de nuestra conciencia y pedir nuestra atención. Si eres consciente, oirás su voz pidiendo ayuda. En ese momento, en lugar de contemplar un bello amanecer, vuelve a ti mismo y abraza tiernamente al niño herido que hay en ti. «Inspirando, vuelvo con el niño herido que hay en mí; espirando, cuidaré muy bien de mi niño herido».

Para cuidar de nosotros mismos, debemos volver y cuidar del niño herido que hay en nuestro interior. Has de practicar cada día el volver a tu niño herido. Debes abrazarlo tiernamente, como si fueras un hermano o una hermana mayor. Has de hablarle. Y también puedes escribir una carta al niño pequeño que hay en ti, de dos o tres páginas, para decir que reconoces su presencia y que harás todo lo posible para curar sus heridas.

Cuando hablamos de escuchar con compasión, normalmente creemos que se refiere a escuchar a otra persona. Pero también debemos escuchar al niño herido que hay en nuestro interior. Está en nosotros aquí, en el momento presente. Y podemos curarlo ahora mismo. «Mi querido niño herido, estoy aquí por ti, listo para escucharte. Por favor, cuéntame tu sufrimiento, muéstrame todo tu dolor. Estoy aquí, escuchándote de veras». Y si sabes volver a él, escucharle cada día durante cinco o diez minutos, la curación tendrá lugar. Cuando subas una bella montaña invita al niño que hay dentro de ti a subir contigo. Cuando contemples una hermosa puesta de sol, invítale a disfrutarla contigo. Si lo haces durante algunas semanas o meses, el niño herido que hay en ti se curará. La plena consciencia es la energía que puede ayudarnos a hacerlo.

* * *

Me fijaba en mis descontentos y mi malhumor. ¿Cuántas veces he respondido a la vida con desprecios y violencias? ¿En cuántas ocasiones no he mostrado atención a las personas que me rodeáis, o las que he ofendido de un modo más o menos consciente:  malediencia, agresiones verbales, juicios inmisericordes, etc.? El niño herido que hay en mi interior, obsesionado por sus caprichos ególatras, no soporta sus heridas, patalea  y ha salido muchas veces por peteneras haciéndoos daño. 

 Hoy me sale del corazón pedir perdón a todas las personas a las que  intencionadamente o sin intención directa, he causado daño. ¡Sois tantos! Perdonadme, perdonad mi ser interior herido y caprichoso. Un niño herido necesita mucho cariño, y por eso se comporta así; quiere llamar la atención. ¡Me siento ridículo cuando pienso en las veces en que me he comportado con violencia o arrogancia, exigiendo sin derecho a ello!

Habré de escucharme, comprenderme y amarme más a mí mismo para que sane mi herida.  Necesito estar más atento a mis impulsos y aptitudes. ¿Cómo? Un buen comienzo dice el texto transcrito es prestar atención a mi respiración: «Inspirando, vuelvo con el niño herido que hay en mí; espirando, cuidaré muy bien de mi niño herido». Aunque soy poco dado a hacer propósitos -se hacen para no cumplirse, dice un buen amigo mío-, procuraré escuchar y amar con más ternura al niño herido que soy para poder sanarlo y así  hacer más agradable mi vida y la de los que me rodeáis.

*

Batuecas

22 de Mayo de 2022